La noche del 8 de noviembre 2016 fue una de las peores en mi vida. Fue el día que la realidad me golpeó la cara como una pared de cemento; el mundo de fantasía que me había construido se derrumbó mientras buscaba desesperadamente en mis redes sociales algo que negara la verdad: Donald Trump había sido elegido Presidente de los Estados Unidos.
Estoy consciente de lo dramáticamente ridículo que suena el párrafo anterior, y eso es el punto. La burbuja que había diseñado para vivir feliz en Facebook y Twitter reventó sin piedad, mi cuarto de ecos se quedó sin paredes para inmisericordemente mostrarme la situación: la mayoría del mundo no piensa como yo.
Quizás estás rodando tus ojos tan fuerte que casi se te salgan por la nuca o simplemente pensaste, “duh, ¡claro idiota!” Pero, nuevamente, ese es el punto. La habilidad de callar, rechazar, y bloquear a toda persona que opinara distinto a mí en mis redes sociales, me dejó construir el mundo perfecto donde todos le daban “like” a mis estatus, y a mí me encantaban todos los pensamientos que compartían. Esta ilusión me decía “el mundo es bueno, todos pensamos igual, ¡ganamos!”
En mi minúscula defensa: no sabía que ese era el propósito detrás de cada tecla apretada, cada imagen, u enlace compartido. Para serles honesto, todavía me lo tengo que recordar constantemente. Aun sabiendo lo que se, caigo en la trampa.
En The Social Dilemma, nuevo documental original de Netflix, me hace sentir mejor sobre eso y simultáneamente me aterra.
Dirigido por Jeff Orlowski (Chasing Coral, Chasing Ice), con entrevistas a programadores, ingenieros y expertos en redes sociales, como uno de los creadores del botón “Me Gusta”, y a Tristan Harris – cofundador del Centro para la Tecnología Humanista – Orlowski busca varias formas de transmitir información complicada en forma sencilla, incluyendo unas secciones actuadas sobre el efecto de las redes sociales en una familia con énfasis en el adolescente Ben (Skyler Gisondo). El filme expresa los algoritmos en figura humana interpretada por Vincent Kartheiser, buscando distintas maneras de mantener la atención de Ben pegada a la pantalla.
Con The Social Dilemma, Orlowski no busca tanto contestar todas las preguntas, sino más bien incentivar las preguntas necesarias. En sus cómodos 94 minutos contiene mucha información que logra acomodar sin nunca sentirse abrumante pero, tampoco insultar la inteligencia de su audiencia, y al menos conmigo logra su cometido de estar más alerta al uso futuro de estas herramientas.
The Social Dilemma es inmensamente recomendada para ver en familia; nunca es tarde ni temprano para derrumbar tú mismo las paredes de tu propia cámara de eco.
Aunque revelar “Spoilers” no es tan molesto cuando se trata de un documental, deje para lo último esos cinco datos que más me sorprendieron en The Social Dilemma. Quizás ya los sabias, quizás no.
- Facebook, Google y Twitter tienen relativamente pocos empleados: Si lo pensamos, estas redes sociales (y buscador) son productos disponibles en prácticamente todo el mundo, por lo que uno pensaría que eso traduce a una inmensa empleomanía. Todo lo contrario, la mayoría de las transacciones día a día ya son manejadas por inteligencia artificial, en servidores guardados en inmensas cámaras, algunas enterradas, otras bajo el mar. De hecho, si el enlace de esta reseña llegó a tu “timeline” probablemente no fue un humano que la llevó allí.
- La “adicción” a redes sociales no es un “efecto secundario”… es el modelo de negocio: Los famosos algoritmos tienen un propósito: tenerte conectado la mayor parte del tiempo a la pantalla. Dice un adagio moderno que “Si el servicio es gratis, tu eres el producto”. Es cierto, excepto que va más allá, el producto más valioso es tu tiempo conectado.
- La inteligencia artificial no es ciencia ficción: En la vida real, Skynet no lanzó bombas nucleares…te envió una notificación de la persona que te gusta, o un nuevo artículo de tu página política favorita.
- Rusia no “hackeo” la elección estadounidense del 2016: Simplemente usaron las redes sociales, especialmente Facebook, de la forma en que este lo permite. Y contrario a lo que pueda parecer o digan algunos medios, nada ha cambiado radicalmente. Las herramientas siguen siendo prácticamente las mismas.
- Tu Facebook no es mi Facebook: Si alguna vez te has preguntado “¿Por qué tanta gente piensa de esta o aquella manera cuando la verdad es otra?” Porque así está diseñado el sistema. Te quieren conectado, así que te muestra lo que TU quieres leer o escuchar.
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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